Fueron varias las jornadas en las que abrimos las puertas del Senado a los jóvenes de nuestras localidades en el marco del programa Ciudadanos en el Senado.
Estoy convencido de que abrir el Senado a nuestros jóvenes es hacer en positivo para contribuir a generar una ciudadanía más fuerte, crítica y comprometida con la actividad pública, porque esta es la única manera de seguir sumando a la transformación necesaria de la política.
En cada encuentro, su mirada, sus preguntas y su energía dejaron en claro que la política se fortalece con la participación activa de las nuevas generaciones.
Ese entusiasmo renueva la convicción de que el futuro se construye escuchando y dando lugar a quienes están llamados a protagonizarlo.